No sé nada de ayer en Almonte porque estuve de comuniones y más tarde en el Sánchez Pizjuán, pero la derrota ante los almonteños (2-1) deja un escozor de los que te hacen recapacitar y plantearte sinceramente la situación actual de La Palma CF.
Cada semana que pasa la sangría es mayor. Eso es evidente. Tal y como ocurrió la pasada temporada, la finalización del curso se está haciendo eterna en una plantilla machacada psicológicamente y destrozada por las lesiones y sanciones que nos vienen acompañando desde que en septiembre se puso el balón en juego ante Atlético Zabal.
Algo hay que hacer. Ya lo dije la pasada semana, el que no esté dispuesto a luchar hasta el último segundo por defender como merece el escudo de La Palma CF, que coja el camino y se marche. Yo no quiero en mi equipo a jugadores que vayan a echar el ratito. Yo quiero a un equipo formado por hombres armados de dignidad, profesionalidad, respeto y saber estar en los momentos delicados como este. Con esto no estoy culpando (ni mucho menos) a los jugadores por la mala situación que atraviesa el equipo. Esto es una cosa de todos. Pero a mi me repatea saber que en la plantilla existen varios futbolistas que tienen decidido no continuar en el club, y que están deseosos de que finalice la temporada. Más que nada (y no soy psicólogo) porque esa mentalidad te lleva al no rendir al 100%, por lo que el gran perjudicado pasa a ser el equipo.
Quedan dos jornadas y me da bastante miedo. Ya no porque perdamos (eso habrá que verlo), sino porque a mi me produce un gran dolor ver como se cachondean de La Palma CF. Es algo superior a mí y no estoy por la labor de soportarlo.
Solo quiero que acabe esto cuanto antes, que se solucionen los problemas que puedan existir en el club (si es que los hay) y que se inicie la planificación de la próxima temporada. Muchos creen que el club morirá con la marcha de muchos de los actuales integrantes de la entidad, pero os puedo asegurar que nada de eso ocurrirá. Anda por ahí un buen grupo que a más de uno puede sorprender…
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