Alejandro Alfaro trabaja con la ilusión de convencer a Marcelino en Costa Ballena, donde hace un mes le dijeron que no iba a estar. De Gregorio Manzano dice que hacía "cosas raras" con tal de no ponerlo.
-Aunque está acostumbrado a pretemporadas raras, ¿ésta tiene algún un matiz más?
-Parece que sí. Al principio parecía que no se contaba conmigo y que no tenía ninguna opción, pero las cosas cambian. Hemos empezado la pretemporada, soy uno más y las sensaciones son bastante buenas.
-¿Ha hablado con Marcelino?
-No. Yo soy un profesional más, me limito a entrenar. Marcelino es el entrenador y punto.
-¿Cuando dice que la cosa ha cambiado un poco es porque intuye que se va a quedar?
-No, sino que tengo contrato un año más y el club me trata como uno más. Pese a lo que se me comunicó, sigo siendo un jugador más de la plantilla y entreno como cualquiera y por tanto me siento así.
-Pero la incertidumbre sigue.
-Ahora la cosa está parada y mi intención es quedarme aquí y convencer al entrenador.
-La temporada pasada, sobre todo al final, se le vio ya un tanto cansado de su situación. Hubo una fase en la que jugó una secuencia de partidos, fuera de su sitio, en la banda, y a pesar de eso cumplió y marcó siete goles. Y luego...
-Ha sido un año raro. La primera vuelta fue buena, tuve mucha participación, continuidad e hice bastantes goles, pero en la segunda el míster (Manzano) me relegó más a un segundo plano y no tuve ni oportunidades excepto al final de Liga, algo en los últimos partidos.
-Y Alfaro encima es delantero. Lo que pasa es que en el Sevilla jugar ahí es complicado.
-Sí. Es complicado en la banda. Me encuentro más cómodo en la mediapunta, pero desde que debuté con el primer equipo lo hice en la derecha y siempre he jugado mucho ahí. Uno quiere jugar y se adapta a cualquier cosa.
-¿Le llegó a pedir en alguna ocasión explicaciones a Manzano? Resultaba extraño además en un año en que Jesús Navas se perdió muchos partidos, lo que no es ni mucho menos frecuente.
-Nunca llegué a pedirle explicaciones y creo que quizá fue un poco mi error. Por lo menos podía haberle preguntado si creía que estaba haciendo las cosas mal. A lo único que me limité fue a callarme y a trabajar esperando una oportunidad y a lo mejor tenía que haberlo hecho.
-Hablar de rencor en fútbol está feo, pero sí me imagino que cierto escozor sí ha quedado.
-Hombre, está claro. Si me hubiera tratado de igual a igual me tendría que haber dado mucha más continuidad. Ha habido muchos partidos en los que he metido incluso goles que le han valido al equipo para ganar y al domingo siguiente me ha tocado otra vez ir al banquillo sin ni siquiera jugar. Por tanto, pues yo que sé... muchas veces para que los jugadores estén enchufados y la plantilla sea competitiva, el jugador que está bien y que anda bien lo normal es que continúe.
-¿Le pasó algo personal con él?
-No, no, nada. Personalmente nada, tuve con él un trato normal y en eso no tengo nada que objetar.
-Entonces el Atlético de Madrid es uno de los que hay que descartar como su próximo destino...
-(Se ríe). Nunca se sabe. Muchas veces estás con un entrenador en un equipo y no te da bola y te encuentras con él en otro y te da más confianza. Es diferente, no tiene nada que ver.
-Usted estaba dispuesto a jugar en la banda y lo extraño es que llegó a colocar a futbolistas a pierna cambiada que se veía que no iban.
-Eso fue un poco lo que más me dolió. Hubo muchos momentos en los que la opción era yo y el míster prefería inventar cualquier cosa, poner a futbolistas que no habían jugado nunca ahí. Y después de ver el resultado, seguía haciendo cosas raras. Pero la verdad que no era muy normal seguir con lo mismo si tampoco le salían bien las cosas.
-Supongo que ahora verá las cosas de otra forma. Su guerra antes era ésa y ahora es convencer al nuevo técnico de poder quedarse.
-Sí, por supuesto. Tanto yo como todo el vestuario estamos muy contentos con la llegada de Marcelino. Han llegado los nuevos y los que estábamos con muchas ganas e ilusión. Es un año nuevo, queremos hacer las cosas bien y aprender de los errores del año pasado.
-¿A quién cree que debe convencer, al técnico o al club?
-Al que tengo que convencer es al técnico, que es el que decide y el que dice si te pone o no. El club está claro que hace una planificación y es el que ficha y el que propone, pero siempre la última palabra en el vestuario la tiene el míster.
-Lo pregunto porque los aficionados no entienden cómo, según ha dicho él, el club le ha pedido a Marcelino que vea a Acosta y que Alfaro debía salir sin esa opción.
-Bueno, eso no forma parte de mi trabajo. Es una decisión del club, de la dirección deportiva y el cuerpo técnico que yo acepto, pero bueno... Eso me lo comunicaron hace un mes y ahora la situación ha cambiado. Estoy aquí como uno más.
-¿El Sevilla, pese a la fama, es un club difícil para un canterano?
-Está claro que no es el Sevilla de hace 10 años. El Sevilla está peleando por puestos de Champions y las exigencias no son mínimas, sino al contrario. Cualquier jugador que sube de la cantera, de Segunda B, tiene que adaptarse pronto a la presión de luchar por lo máximo.
-Además, aquí parece que pasan muy pronto las figuras de la cantera porque enseguida hay otro que viene por detrás. Le pasó a Alfaro con José Carlos, esa fiebre pasó y ahora llega Luis Alberto.
-Pero es normal que la gente se ilusione rápido con los que van saliendo. Este club siempre ha sido de cantera, ha sacado grandes jugadores y el sustento económico del Sevilla ha sido muchas veces sacar canteranos y venderlos, como se han vendido, y muy bien. Pero está claro que al canterano se le exige mucho más que al de fuera. El joven viene de abajo y no ha demostrado nada y cualquier futbolista que viene firmado ya ha estado en una gran Liga, con muchos partidos en Primera, internacional...
-Esta promoción también está ilusionando y de hecho están aquí Luis Alberto, Campaña, Salva...
-Sí, son jóvenes que han demostrado cosas y poco a poco irán dando los pasos. Si se les da continuidad muchos de ellos llegarán a ser grandes jugadores y triunfarán, y si no, tendrán que buscar una salida para tener minutos.
-Alfaro ya se puede considerar un veterano en eso, ¿los pone en antecedentes ante tanta ilusión?
-Es muy bonito cuando se sube, vienes a la primera pretemporada... pero después los chavales con 19, 20, 21 años quieren jugar. Y cuando ves que no juegas y no juegas, realmente a veces merece la pena dar un paso atrás para después dar dos adelante.
-No se puede dejar pasar la ocasión de preguntarle por lo que se ha formado con las relaciones entre Alfaro y el Betis...
-(Sonríe). Sí, sí. Muchas veces hay rumores sin fundamento, pero eso ya para mí es una página que he pasado y mi único futuro es el Sevilla.
-Pero en el Sevilla otro problema añadido a su situación es que le queda un año de contrato y para jugar tendría que renovar...
-Estoy esperando. Es trabajo de la dirección deportiva y serán los que me comuniquen una cosa u otra. Me limito a entrenar y a ganarme la confianza del míster cada día.
INFORMA: Diario de Sevilla
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