No es normal que en un partido de fútbol se regalen tres goles. Pero en apenas cuatro días, se han regalado cinco tantos en dos partidos.
El pasado domingo en Pucela, el Valladolid le entregó el encuentro al Betis, con dos regalitos de la defensa que los aprovechó Sergio García.
Anoche los Reyes Magos estuvieron en el Estadio de Mestalla.
Yo creía que el 6 de enero, era el único día del año que sus majestades de Oriente trabajaban, pero estaba equivocado.
Lo de anoche es difícil de comprender, y mucho más en este Sevilla, que defensivamente roza la perfección en todos los encuentros.
Cuando vienen las malas noches, hay cosas que no se comprenden por mucho que se piensen.
La segunda parte del Sevilla de anoche fue impresionante. Barrimos del campo al Valencia, dimos la vuelta al marcador, Jiménez le dio un baño a Emery, el juego fue exquisito...y sin embargo perdimos 3-2.
¿Es incomprensible el fútbol o no lo es?.
Por eso es tan grande y el deporte Rey.
En la primera parte el Valencia estuvo mejor. Aunque las ocasiones fueron mínimas.
El equipo valenciano tenía la posesión, pero era incapaz de poner en apuros la meta de un Palop que solventó con creces el poco trabajo que le dieron los jugadores de su ex-equipo.
Lástima que se encontraran con el regalo de Adriano, que sirvió en bandeja a David Villa, para que el asturiano pusiera al Valencia por delante en la eliminatoria.
En la segunda parte todo cambió.
Manolo Jiménez dio entrada a Diego Capel en sustitución de un Jesús Navas que terminó tocado.
El de Albox ocupó el carril izquierdo y armó la marimorena sobre el césped.
A los ocho minutos de la reanudación, un centro suyo desde la derecha (y con la derecha) lo cabecea a la red O´fabuloso, que empataba la eliminatoria.
El Sevilla adelantó la línea de presión, ahogando todas las salidas de balón del conjunto ché, y el rodillo ofensivo del equipo comenzó a funcionar generando una ocasión tras otra.
Adriano (en clarísimo fuera de juego que se comió Fermín) hacía el 1-2, enmendando de esta manera su error a los cinco minutos de partido.
Renato de media chilena, Luis Fabiano de tacón, Romaric...y un largo etcéra, pudieron sentenciar la eliminatoria con una goleada aplastante que hiciera justicia sobre lo que se estaba viendo sobre el tapete.
Pero el perdonar tanto no es bueno, tal y como se demuestra casi siempre, y ayer se volvió a confirmar una vez más.
En la recta final del encuentro, Baraja se cuela entre tres rivales y bate por bajo a Palop, haciendo el empate a dos.
Tres minutos después, ocurre algo incomprensible. Romaric controla un balón completamente solo en el área. Se equivoca (no sé que quiso hacer) y le entrega la bola e Mata, que dispara a puerta, con la fortuna de que el balón golpea en un defensor sevillista, cambia la trayectoria y se cuela por la escuadra derecha de la meta de San Andrés.
Lo que es el fútbol. Del 1 – 3 clarísimo, pasamos a un 3-2 que deja la eliminatoria muy abierta.
Nervión decidirá.
Magnífico Manolo Jiménez en su planteamiento. Fenomenal una vez más Aquivaldo Mosquera. Sensacional el equipo en la segunda parte... En el fútbol, no siempre vence el mejor.
Ahora hay que pensar en el Racing de Santander.
No hay comentarios:
Publicar un comentario