No sé cómo empezar. Ha sido sentarme delante del ordenador y bloquearme totalmente. No es un día fácil para todo aquel que te conocía. La noche de hoy ha sido complicada, porque no he podido dejar de acordarme de ti y de la trágica noticia que me daban hace hoy justo un año, cuando aún descansaba en mi cama; ¡Alonso se acaba de matar con el coche! Ese fue el mensaje que me despertó aquella mañana del quince de agosto. Mañana amarga, gris, nublada… Mañana de mucho dolor y sufrimiento, porque se iba nuestra zurda. La zurda de oro del fútbol onubense. La zurda que encandiló con su magia a hinojeros, béticos, culés y palmerinos. Tu zurda. La zurda de Alonso Larios Martín.
¿Qué decirte ahora que ha pasado un año desde que nos dejaste por ese club de altos vuelos, mágico y celestial? Son muchos los recuerdos que se me vienen a la mente. Muchas jugadas, goles y hermosos momentos que compartimos y que hoy vuelvo a revivir sentado delante de este ordenador, bajo el silencio absoluto de la nada y delante de una hermosa galería fotográfica, que me hacen recordar aquellas mañanas y tardes mágicas que nos hiciste vivir a todos los que admirábamos tu fútbol endiablado.
Entre otros muchos recortes de periódico que conservo de tu paso por el FC Barcelona, he podido rescatar de la hemeroteca de El Mundo Deportivo, esta entrevista que salía publicada el 25 de enero del 2004 y en la que hablabas de uno de tus compañeros en la selección andaluza y nacional, José Antonio Reyes (actual jugador del Atlético de Madrid).
Hoy se cumple el primer aniversario de tu muerte y el pueblo de Hinojos te reza para que sigas cuidando de ellos. De tu gente, de tus padres, hermano, familiares, compañeros y amigos. Porque es ahora cuando más nos acordamos de ti. Tu peregrinar por la tierra fue corto pero intenso. Hiciste lo que más te gusto desde pequeño. Te rodeaste de figuras del balompié y aprendiste a competir bajo las consignas y consejos de tu gran padre futbolístico, Antonio Cabello, que tras sus cuatros años en La Palma CF, regresa ahora al CD Hinojos para dirigir al equipo en el que comenzaste a dar las primeras patadas a un balón. Tal vez, hoy formarías parte de ese grupo.
Tu llama sigue encendida y nunca se apagará, porque fuiste uno de los grandes emblemas del fútbol onubense.
Solo me queda decirte que te echo mucho de menos. Ha sido difícil retransmitir los partidos de La Palma CF y ver como cada semana era baja Alonsito. Sin embargo, me siento muy feliz y tranquilo, porque tuve la oportunidad de conocer a una gran persona que bajo sus virtudes y defectos, siempre fue un ganador nato en todos los retos de su vida.
Por último, déjame que les mande un beso enorme a tus padres y a tu hermano Ricardo. Ellos más que nadie sufren tu ausencia cada día. Debe ser duro, pero permítame que les diga que a pesar del sufrimiento y el dolor, deben sentirse cargados de tranquilidad y Paz, porque desde el Cielo les cuida su Guardián, que intercede por todas sus oraciones y peticiones.
Descansa en Paz amigo.
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