Puramente la verdad. El Sevilla FC sufrió anoche las consecuencias de no ser considerado por muchos uno de los grandes de nuestro país. (risa me da)
Anoche presencie en el Ramón Sánchez Pizjuán un nuevo espectáculo arbitral en contra de los intereses del Sevilla. En esta ocasión el encargado de repartir “injusticia” en el terreno de juego fue el penoso de Daudén Ibáñez.
No digo que es un mal árbitro porque mentiría, pero si estoy obligado a decir, que su arbitraje de anoche en el Pinjuán llevaba muy mala intención para unos y muy buena para otros. Los beneficiados o perjudicados no los digo porque es evidente.
• Permitió la dureza del juego de las bestias de Puyol, Edmilson, Márquez,etc.
• Se tragó un penalti como un castillo a Luís Fabiano en la primera parte
• Otro a Navas (éste menos claro) en la segunda
• No dejó pasar ni una al equipo de Jiménez
• Permitió que el Barça se burlara en su cara con las pérdidas de tiempo.
Pero eso no es lo peor. Lo peor es que queda el partido de vuelta. Si ayer en nuestras narices y en nuestro estadio, Daudén se burló de nosotros, imagínense lo que nos pueden liar en el estadio del equipo extranjero el próximo martes.
Volviendo al partido, el Sevilla fue superior en el global del encuentro. Pero hubo cosas que no me gustaron, como por ejemplo, la actitud de un Adriano que no puede con los calzones. Más culpa le achaco a Manolo Jiménez que lo alineó sabiendo que no está bien (lo demostró la última vez hace tres días en el derbi) y encima lo hace colocándolo por la derecha, dejando en el banquillo a Jesús Navas que se encuentra en un momento de forma envidiable.
Navas no se puede quedar en el banquillo ante un FC Barcelona. Ante el Denia no digo que no, pero ante todo un Barça, en tu estadio y en el partido de ida que te hace falta encarrilar cuanto antes para conseguir un buen resultado, no puedes dejar fuera a uno de los futbolistas que más peligro te puede crear en el juego ofensivo.
Tampoco me gustó el encuentro de un Maresca. Debió sustituirlo antes por Renato.
Ayer los dos primeros cambios estaban cantados.
Por lo demás el Sevilla se fajó en el campo. Mención especial merecen Luís Fabiano, auténtico líder del equipo. Está en el mejor momento de su carrera.
Dani Alves. Ha vuelto el mejor lateral derecho del mundo.
Capel. Se ha destapado como futbolista.
Mosquera. Más de un “garrulo” se va a tener que hincar de rodilla ante el colombiano por sus críticas.
Ayer Aquivaldo fue un líder en defensa. No cometió ni un error y le hizo la vida imposible a Henry, Eto´o, Iniesta….
Tampoco podemos dejar atrás la exhibición de sacrificio de Ernesto Chevantón. El uruguayo se dejó la piel en el campo. Teniendo en su cabeza dos de las ocasiones más claras del encuentro. La primera la mandó fuera dentro del área pequeña, y la segunda se estrelló en el larguero.
El Barcelona tocó muy bien el cuero, pero nada más.
El 1-0 llegó en un intentó a la contra del Sevilla. Crespo asistió mal y Márquez mando un balón medido a Henry, que tras un control impresionante fusiló por bajo a Morgan de Sanctis, poniendo el 0-1 en el marcador.
Con el 0-1 el Sevilla apretó y comenzó a controlar el choque. La agresividad a la contra de los de nervión hizo que el Barça diera un pequeño paso hacia atrás.
Puesto que la banda derecha estaba desierta por la ausencia de Adriano, el Sevilla volcó su juego en la banda izquierda con un Diego Capel que se ha destapado como futbolista y que lleva imán en sus botas.
En una de las internadas por banda izquierda, Capel sacó un centro medido al primer palo, pero Chevantón completamente sólo mandó el balón por encima del travesaño de Valdés.
Minutos antes del descanso iba a llegar el empate del equipo de Manolo Jiménez. En una gran jugada por banda derecha que culminó Capel en el segundo palo, fusilando la meta del equipo extranjero.
Empate a uno y descanso. En el vestuario Jiménez se volvió a equivocar no retirando a un Adriano que comenzaba a desesperar entre los asistentes.
El partido no cambió hasta que ingresaron en el campo Navas y Renato en sustitución de los desaparecidos Adriano y Maresca.
Nada más entrar en el campo Navas se marcó una jugada excepcional que puso en pie el estadio, errando Alves el lanzamiento de falta desde la frontal.
Minutos antes Chevantón había tenido de nuevo el gol en su bendita cabeza, pero su remate se estrelló en el travesaño azulgrana.
El Sevilla fue el único que buscó la victoria en la segunda parte, pero una y otra vez los sevillistas veían como el balón se marchaba lejos del portal de Víctor Valdés.
El resultado final es injusto para lo que se vio en el global del partido, pero que no quepa la menor duda, de que este Sevilla a hecho cosas muy grandes en Europa, por lo que eliminar al Barcelona en su estadio es una misión que se antoja complicado, pero no imposible. Es más, me da más miedo el arbitraje que nos pueda tocar que el nivel que pueda exhibir el Sevilla FC en el estadio extranjero.
Ahora toca pensar en el partido de La Catedral del fútbol del próximo domingo a las 22´00h (La Sexta).
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