A nadie se le escapa que Serra Ferrer llevaba mucho tiempo tras los pasos de Alejandro Alfaro, de hecho, si sois asiduos a esta página sabréis que en el pasado mercado de invierno ya trató de hacerse con los servicios del jugador onubense. De todas las posiciones a reforzar, y de todos los nombres barajados para cubrirlas, el de Alfaro es el único que ha sido una primera opción desde el primer día, mientras otros figurantes en la agenda de refuerzos se alejaban poco a poco dando paso a planes B, C o D.
Dicen que nadie es profeta en su tierra, y el caso del que está a punto de ser nuevo jugador del Mallorca no ha sido una excepción. Víctima de una exigencia máxima por formar parte de una estirpe de extremos surgidos de la cantera sevillana (con Reyes, Navas o Capel como principales exponentes), se vio obligado a marcharse a Tenerife, donde firmó una primera campaña sensacional (22 goles) para lograr el ascenso, y posteriormente una segunda bastante buena (7 goles y 5 asistencias), pese a que no logró evitar que el equipo chicharrero volviese al pozo de Segunda División.
De la mano de José Luís Oltra, Alfaro se alejó de la banda, así encontó un mejor acomodo en la posición de segundo delantero aprovechando su gran movilidad, velocidad y juego entre líneas. Una vez de vuelta a Sevilla, fue pieza codiciada para un buen número de equipos de mitad de tabla que buscaban un salto de calidad para sus plantillas, pero la grata impresión que había ofrecido las campañas anteriores le granjeó un lugar en la plantilla dirigida por Antonio Álvarez primero y Gregorio Manzano posteriormente.
La pasada temporada, ya de vuelta en las filas del equipo nervionense, la falta de oportunidades para Alfaro fue la tónica habitual. Alineado de incio en partidos intrascendentes y saliendo desde el banquillo en los importantes, consiguió anotar 7 tantos en los 27 partidos que disputó entre liga (2 goles), Copa del Rey (3) y Europa League (2), jugando casi siempre pegado a la línea de cal, lejos de la posición en la que ofreció su mejor rendimiento, que es precisamente la que tiene en mente la dirección deportiva para él.
Con su fichaje, muy próximo aunque no confirmado en el momento de escribir este artículo, el Mallorca se asegura un jugador de calidad, experiencia y con capacidad de crecimiento, puesto que a finales de este año cumplirá 25 años, y se colmarán los deseos de Laudrup y Serra Ferrer, puesto que el primero tendrá cubierta una posición que había solicitado, y el segundo habrá conseguido atar a uno de los caramelos más apetecibles que ofrecía el mercado para un equipo de nuestro nivel y además, a precio de ganga.
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