Quiero creer una y otra vez que es cosa del fútbol, pero me es totalmente imposible. Definitivamente, Gregorio Manzano ha echado la cruz al palmerino Alejandro Alfaro. Lo de hace una semana en Getafe fue para tirarse de los pelos. Revolucionó a todo el equipo, sacando a varios jugadores de sus posiciones naturales, para dejar fuera a la perla del Siempre Alegres. Ayer ante el Villarreal, más de lo mismo. Optó por colocar a Rodri de mediapunta y dejar a Alejandro Alfaro nuevamente en la banqueta y sin minutos.
¿Por qué no se le da la oportunidad de jugar un partido (solo uno) a Alejandro Alejandro Alfaro en la mediapunta? ¿Qué es lo que ha hecho este futbolista para ser maltratado de esta manera? Demasiadas preguntas sin respuestas.
Ayer, Gregorio Manzano volvió a colocar a Diego Capel de extremo diestro y cómo dije antes, Rodri en la mediapunta. ¿Consecuencias? El Sevilla jugó durante muchos minutos con dos jugadores menos y el público incluso llegó a pitar a Rodri (algo que no entiendo).
¿Es bueno para Capel y Rodri jugar en una posición que no es la suya? Yo creo que no. Rodri es un depredador del área, pero no tiene condiciones para jugar de enganche. Simplemente porque no tiene el perfil, ni calidad para desempeñar esa labor. Es tan sencillo como eso. Sin embargo, resulta que el tal Alejandro Alfaro, jugando de mediapunta (vuelvo a repetir, SU POSICIÓN) anotó 22 goles en 2ª División con el CD Tenerife y asistió un porcentaje altísimo de los tantos del club tinerfeño en la temporada 08/09.
Y por si se le ha olvidado a Gregorio Manzano, en la primera vuelta de esta temporada, Alfaro anotó siete goles en cuatro ratos y medios de jugó (al menos tenía algo más de continuidad).
El jienenese está destrozando al palmerino y yo no puedo morderme la lengua. Lo siento, pero me parece una injusticia tan grande que me es imposible contener lo que siento.
Solo pido para Alejandro Alfaro las mismas oportunidades que le dan a Diego Capel o ahora también a Rodri. Jueguen bien, mal o regular son de la partida de este entrenador que a mí, personalmente, me ha decepcionado y mucho.
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