Están ocurriendo cosas muy extrañas que comienzan a preocuparme seriamente. Me refiero al caso de Alejandro Alfaro. Aún no me entra en la cabeza su sustitución en el inicio de la segunda parte ante el Deportivo de la Coruña, para ser reemplazado por Lautaro Acosta.
De verdad que no me entra en la cabeza las injusticias (una detrás de otra) que se están cometiendo con el jugador palmerino. No entiendo el por qué no se le ofrece esa confianza que se les presta a otros jugadores que han demostrado mucho menos que Alejandro Alfaro en su carrera deportiva. Creo que la valía del “15” sevillista está más que demostrada, pero claro, juega en su contra que cuando se le alinea no se le ofrece la libertad para desenvolverse en esa posición que tanto le gusta y donde ha mostrado siempre su máximo nivel; M-E-D-I-A-P-U-N-T-A.
Alejandro Alfaro no es un jugador de banda. Creo que está más que visto y demostrado. Al igual que Jesús Navas no es mediapunta, ni Negredo extremo, ni Luís Fabiano defensa, ni Renato central, ni Kanouté portero. Es tan sencillo como eso. Vale que en ciertos momentos, porque así lo indique el guión del partido, tenga que ocupar esa posición, pero tener que ser extremo por narices sin tener cualidades para ello, es querer cargarse al futbolista. Así lo pienso y así lo expreso.
Para ser carrilero, extremo, volante o como quieran llamarlo, hay que tener una cualidad fundamental; velocidad. Y Alejandro Alfaro no cuenta con esa velocidad que se necesita para estar constantemente subiendo y bajando la banda. No es su posición. Él es un jugador de toque, que se desenvuelve a las mil maravillas entre líneas, con una amplia visión de juego, con una pegada extraordinaria y un olfato goleador demoledor. Esas son las cualidades del palmerino. Por lo cual, un jugador que ofrece esas características no puede ocupar la posición de extremo. Simplemente, porque no explota sus virtudes. Es imposible.
A pesar de todo, Alejandro suma 7 goles en lo que va de temporada y ha mojado en las tres competiciones; Liga, Copa del Rey y Europa League. Y eso que no cuenta con la confianza plena de un Gregorio Manzano que no termina de dar ese protagonismo necesario para que el futbolista se sienta importante dentro del vestuario. Ahí están sus números y sus goles…
Volviendo al partido del pasado sábado en Riazor, me sentó horrorosamente mal ver como Gregorio Manzano retiraba al palmerino en el minuto seis de la segunda mitad. Porque precisamente, todo el peligro del Sevilla en el segundo acto lo estaba llevando Alejandro Alfaro, que pudo anotar de cabeza y había forzado dos saques de esquina. El partido que estaba haciendo Capel era patético, pero claro, era más fácil sustituir al canterano del Siempre Alegres para dar entrada a Acosta, que ya sabemos todos lo que costó.
Me parece a mí que no se está siendo nada justo. No sé cuál será vuestra opinión.
Desde aquí te envío todo el ánimo del mundo, Ale. No queda otra que seguir trabajando.
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