En la noche de ayer, Alejandro Alfaro volvía al once titular y como viene siendo habitual, el palmerino no desaprovechó su oportunidad. Todo ello a pesar de que los técnicos (en este caso Gregorio Manzano), continúen con la cabezonería de querer colocarlo pegado a la banda derecha.
Pero decir Alejandro Alfaro es igual a calidad, entereza, electricidad y gol. Muchísimo gol.
Precisamente, fue el canterano del CCD Siempre Alegres el que abrió la lata del encuentro de anoche ante el Málaga CF. Con el tanto conseguido ante los malagueños, Alfaro cierra el año con 7 goles. SIETE GOLES, jugando de extremo, sin tener la confianza plena del entrenador y teniendo que soportar como en los últimos partidos, a pesar de que en el mes de noviembre fue el jugador más eficaz a nivel goleador, ha tenido por delante a jugadores como José Carlos o Lautaro Acosta. Ya no es porque yo sea una fanático de Alejandro Alfaro, que lo soy. Pero, ¿de verdad que José Carlos y Acosta aportan más al equipo que el palmerino? Nos sé, lo mismo es que yo estoy obsesionado, pero ahí están los números de unos y otros cada vez que saltan al tapete de juego.
Pero bueno, son cosas que cuestan trabajo entender. Y como bien dijo el propio canterano hace poco más de un mes, “los canteranos tenemos mucho menos margen de error”. Cuenta verdad lleva esa frase.
Pero volvamos al partido de anoche en el Pizjuán. Nos quedamos en el 1-0, obra de Alfaro. Parece que ese gol relajó al Sevilla y los malagueños, aprovechando el desconcierto total de la defensa (motivada por la ausencia espantosa de Konko), aprovechó para darle la vuelta al marcador. A pesar del duro golpe, los sevillistas se levantaron e instalaron las tablas en el marcador, tras una gran jugada de Romaric (partidazo del de Costa de Marfil) que cabeceó Negredo a la red. Pero el descalabró defensivo iba a llegar acompañado por el pésimo asistente de Iturralde González, que se tragó un clarísimo fuera de juego que propició el 2-3 para los de la Costa del Sol.
Tras el descanso, Manzano dejó en la caseta el desaparecido en combate, Konko, dando entrada a Alexis y colocando a Martín Cáceres en el lateral. Sinceramente, creo que el cambio no lo hizo antes el jienense porque la pitada a Kondo hubiese sido espectacular.
Con este movimiento desde la banqueta, el Sevilla cambió su cara radicalmente. Mucho más, cuando ingresó en el terreno de juego Frederic Kanouté.
La entrada del Malí fue fundamental. Pues a raíz de ese momento, los sevillistas parecieron resurgir con un juego preciosista encabezado por Romaric.
Pero fue precisamente a partir de ese momento cuando Alejandro Alfaro comenzó también a exhibir su mejor fútbol. El palmerino fue un puro espectáculo y asociado con Cáceres en la banda, y con Romaric y Kanouté en la zona de creación, se consiguió levantar una eliminatoria que parecía totalmente perdida.
Hacia falta una victoria de este tipo. El Sevilla continúa mejorando. Eso sí, hay que seguir puliendo los muchísimos errores que se continúan cometiendo en defensa y que, una vez más, estuvieron apunto de costarnos bien caro.
Ahora a descansar hasta el día 28 de diciembre.
Grande Alejandro Alfaro. 7 goles jugando de extremo. SIETE.
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